martes, 17 de junio de 2008

JUAN RAMON SANCHEZ


Desde hace 2 años este proyecto ocupa todo. Mi vida ha cambiado gracias al falso relato de la vida de esa artista soñada que un día fue carne que se llamó Raquel Meller, que mimaba con cabeza de director los cuatro puntos cardinales de su presencia teatral. Genio infinito, inconsciente de su grandeza y consciente solo de la responsabilidad de atender lo que su milagrosa intuición le dictaba.


Gracias a tantos que han contribuido a que esos "ojos" (por los que brindamos) hayan iluminado a cuantos han reparado en este pequeño montaje. En especial a mi amigo del alma Juan Ramón Sanchez, comico antiguo, artista hasta la medula; que me sostuvo en momentos muy dificiles del proceso de producción.


Mes de abril de 1983, era yo un piojo de 8 años, fascinado por el "faranduleo y el trote jacarandoso". Mi padre me dijo hoy no vas al colegio, te llevo a Prado del Rey (para los niños de mi generación eran tres palabras mágicas) y de la mano me presento a Chelo y Juan. Desde el primer momento los tres sentimos un vinculo inquebrantable, aparecí como figurante entre los niños que aplaudían a Espinete disfrazado de Caperucita. Juan desde el primer momento me trató con un respeto tal que no puedo mas que emocionarme al recordarlo, me llevó por los talleres donde hacían los decorados (relatando yo, riendo el) y a un descampado cercano donde todavía un falso Madrid tamaño natural resistía las inclemencias del tiempo y los típicos achaques del cartón piedra, eran las ruinas de "Fortunata y Jacinta" (Ana Belén y Maribel Martín); ese paseo me gusto mucho mas que la parafernalia del rodaje. Juan fue mi amigo el resto de mi infancia, adolescencia y juventud (a veces el único).Me enseñó que un hombre puede tomar clases de baile (algo exótico aun en esos tiempos). Halábamos hasta las claritas del dia, juntos a todas partes, porfiábamos, la juerga no tenia fin. Amparó todas mis ideas peregrinas; me demostró una dimensión del amor sin sitio de parada. Confidencias a espuertas que los dos guardamos para siempre. Miraba por mi, defendia mi "mundo inventado". Y ahora me da fuerzas porque su muerte nos ha inundado de pena pero también de amor, solo siento la certeza de la trascendencia desde ese otro día de abril de 2008.


Juan te tengo en todo, me siento un privilegiado por haberte conocido.

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